Perder memoria es algo que fácilmente pude aterrar a cualquiera.
Entre otras cosas, la memoria te permite conectar experiencias y aprender habilidades. Y como desgraciadamente muestran las enfermedades neurodegenerativas, cuando la memoria se diluye todo se vuelve complejo y extraño.
Normalmente se piensa en la memoria como un todo, pero en realidad se divide en tipos. La idea de que la memoria se compone de distintos sistemas lleva siendo objeto de investigación experimental desde mediados del siglo pasado sin que aún se haya llegado a un consenso total.
Las clasificación predominante hoy por hoy en la comunidad científica establece la siguiente división:
- memoria sensorial
- memoria a corto plazo
- memoria de trabajo
- memoria a largo plazo
Para otros investigadores, sin embargo, no hay tipos de memoria sino etapas.
Así, la información del mundo que nos rodea comienza a ser almacenada por la memoria sensorial. La memoria a corto plazo se refiere a la información procesada en un corto período de tiempo, para lo que se utiliza la llamada memoria de trabajo. Como es obvio, a largo plazo alude a aquella que almacena información durante largos períodos de tiempo.
Esta información puede recuperarse de manera consciente —memoria explícita— o inconscientemente —memoria implícita—.
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¿Qué tipos de memoria hay?
Memoria sensorial
Está vinculada a los sentidos. Se define como «la capacidad de retener brevemente las grandes cantidades de información que las personas encuentran a diario». Se recopila a través de la vista, el sonido o el tacto.
La memoria sensorial retiene los recuerdos por un período de tiempo muy breve, en torno a un segundo. Sin embargo si algún motivo hace que la experiencia sensorial se vuelve relevante, esta pasa a otros tipos de memoria. Como, por ejemplo, el olor o sonido que te recuerda a tu infancia.
Memoria a corto plazo
Como su nombre indica, se trata de la capacidad que permite mantener una pequeña cantidad de información disponible durante un período de tiempo corto, unos 30 segundos. Por ejemplo, recordar un número de teléfono mientras lo estás anotando.
Según algunos modelos, la memoria a corto plazo recibe información sensorial procesada por «almacenes sensoriales» y datos en la memoria a largo plazo. De esta manera puede ayudar a generar razonamientos y nuevas deducciones a partir de las ya existentes.
Memoria de trabajo
Permite almacenar y manipular de forma temporal la información para la realización de tareas cognitivas complejas como el razonamiento, la comprensión del lenguaje, la lectura o las habilidades En ocasiones se enmarca como un tipo de memoria a corto plazo.
La memora de trabajo es limitada y activa. Algunos ejemplos incluyen recordar y usar a información durante una conversación o mantener en la cabeza datos mientras se hace otra cosa —como preparar los ingredientes necesarios para un plato al tiempo que se habla por teléfono—.
Memoria a largo plazo
Cualquier recuerdo que puedas recordar después de 30 segundos se incluye en esta categoría. La memoria a largo plazo se refiere al almacenamiento ilimitado de información que se mantendrá durante largos períodos, incluso de por vida.
Hay 2 tipos de memoria a largo plazo: la memoria explícita se refiere a la información que se puede evocar conscientemente, como es saber el cumpleaños de alguien o acordarte del primer día de colegio. Por su parte, la memoria implícita aglutina todos los recuerdos inconscientes, como las habilidades o destrezas.
Cómo mejorar la memoria
Algunas personas tienen una memoria prodigiosa. Como aquellas con hipertimesia, una condición que permite rememorar hasta el mínimo detalle de un suceso autobiográfico.
Para el resto, la solución puede estar en practicar ciertos hábitos que permiten mejorar la memorización. Algunas de estas estrategias incluyen:
- Crear códigos mnemotécnicos que facilitan el proceso de retener una información en la cabeza.
- Practicar con frecuencia acertijos, crucigramas, o cualquier actividad que ponga a prueba la memoria.
- Hablar sobre recuerdos o escribir un diario.
- Hacer ejercicio para promover la salud del cerebro.
- Seguir una dieta rica y variada.
Adoptar un estilo de vida saludable que incluya comer bien, hacer ejercicio y socializar es la mejor manera de mantener en buena forma la memoria.